5 técnicas que debes adoptar para dominar tus ansiedades

La ansiedad, ese malestar que se siente a nivel del cuerpo, más comúnmente llamado angustia, nos toma por sorpresa, oprime el pecho y casi todos ya nos hemos enfrentado a ella. A menudo es difícil de manejar, pero es posible domarlo. Gracias a algunas técnicas, convierte tus ansiedades en un activo y aprende a domarlas.
La ansiedad es un malestar que se presenta sin previo aviso y que provoca una sensación de malestar más o menos intensa. Puede ser una simple opresión en el estómago o, más violenta, puede convertirse en un ataque de ansiedad (dificultad para respirar, palpitaciones, sudoración…).
Tendemos a confundir ansiedad y estrés, que sin embargo son diferentes.
Causas
Puede encontrar su fuente en varias causas: eventos familiares traumáticos, culpa exacerbada o por contagio, cuando uno está rodeado de personas ansiosas.
¿Cómo reconocerlo?
La ansiedad da lugar a complejos (no me creo guapa, no soporto que me saquen una foto), psicorigidez (te puede impedir seguir adelante) y, a veces, llevada al extremo, fobias.
Se expresa de diferentes formas en los individuos: afán de seducir (querer complacer a toda costa), hiperactividad o agresividad (especialmente con los seres queridos).
Los efectos pueden ser insomnio, anorexia o parálisis de actuación (la ansiedad puede impedir actuar en algunos casos).
¿Cómo gestionar tu ansiedad?
Si se comprende y analiza, la ansiedad puede ser un buen camino a seguir. La angustia es una experiencia fundamental para el hombre, le permite aprehender el sentido de su existencia frente a la muerte. Puede convertirse en un verdadero motor, y cuando se supera, es un beneficio que permite la autotrascendencia. Pero, ¿cómo vivir con él, superarlo y transformarlo en un trampolín?
Aquí hay algunas pistas.
Toma conciencia de tu ansiedad
Se trata de conocer la ansiedad. Probablemente ya te hayas sentido mal o hayas tenido pensamientos pesimistas, sin saber por qué. Es necesario comprender las señales del cuerpo, estar atento a ellas. Reconocer la ansiedad como tal es fundamental. Diferenciarlo del estrés, saber que tal evento o tal cosa ha desencadenado en nosotros este sentimiento es lo primero que hay que hacer. Una vez identificada la ansiedad, hay que nombrarla y atreverse a mirar hacia atrás para comprender el impacto de las emociones negativas del pasado (cuando salgo a una discoteca, tengo ansiedad cuando mis amigos beben alcohol / he tenido un alcohólico padre).
Es importante no culpar siempre al mundo exterior, a la mala suerte… Saber cuestionarse a uno mismo es parte integral del proceso de superación de la ansiedad. Analizar algunas de sus acciones que pueden transcribir miedos reales o deseos reales es un paso esencial. Puede tomar tiempo, pero con paciencia y determinación, es posible.
Finalmente, una vez detectada y analizada, la ansiedad está lista para ser domada.
liberar su palabra
Algunas personas ni siquiera se dan cuenta de que están ansiosas. Entonces, ¿cómo manejas tu ansiedad y la usas para seguir adelante? Admitir su ansiedad (a sí mismo ya los demás) es un buen lugar para comenzar. Escuchar a tu cuerpo, sus sensaciones es muy importante. Desde el momento en que te admites a ti mismo que hay malestar, es más fácil encontrar los medios para hacerlo pasar.
La apertura a los demás, la socialización también son factores que pueden liberar y actuar realmente sobre la ansiedad. Hablar con alguien puede salvarle la vida. Tenga cuidado de no asfixiar a los demás… y sí, ¡siempre es una cuestión de dosis!
Algunos usan la terapia de la risa. Reír y hacer reír permite ganar distancia, aligerar una carga. Incluso existen clubes de la risa (www.clubderire.com), en los que todos experimentan la risa en grupo. Practicas diferentes ejercicios que tienen como objetivo estimular tu propia capacidad de reír, relajarte y liberarte de tus inhibiciones. Todo ello permitiría cultivar la salud y adoptar una actitud más positiva y alegre ante la vida.
Practica una actividad corporal de relajación y relajación.
El reflejo de la droga es el más común cuando se presenta ansiedad. Los franceses son los mayores consumidores de antidepresivos. Si un ansiolítico puede aliviar en el momento, no es necesariamente (en ciertos casos, es necesario) la solución.
El yoga, el masaje ayurvédico, el masaje terapéutico… son formas de relajarse y calmarse. Estas actividades crean el vínculo entre el cuerpo y la mente y te permiten relajarte y recuperar la conciencia de ti mismo. Es un trabajo profundo.
Además, con demasiada frecuencia nos olvidamos de tomarnos el tiempo. ¡Nuestras vidas están llenas, van a 100 por hora, y tomarse un tiempo para uno mismo casi se ha vuelto mal visto! Hay que saber decir alto, y volver un poco al culto a la lentitud. (Casi) todo lo que hacemos vale la pena tomarse el tiempo para hacerlo. Cuando estés con alguien, escúchalo de verdad, sin pensar en las compras que tienes que hacer para la cena o la carta que olvidaste enviar…
Encuentra el placer, el deseo
Una de las primeras consecuencias de la ansiedad es perder el deseo, el placer. Dejamos de hacer cosas que antes nos hacían sentir bien, las ganas se desmoronan poco a poco. ¡Detener! Encontramos su aguda creatividad; lo hacemos caminar de nuevo y volvemos a las actividades que nos hacen bien. El hecho de crear significa que confiamos en nosotros mismos, que nos creemos capaces de hacer cosas bonitas. ¡Así que recuperamos nuestras herramientas, bolígrafo, pinceles o tijeras y nos ponemos manos a la obra!
trabaja en ti mismo
Domar tu ansiedad requiere un trabajo real en ti mismo. El objetivo es elegir tu vida en lugar de sufrirla. Ya no tengas miedo de vivir, ya no te dejes aplastar por la angustia (de la enfermedad, de la muerte, del fracaso) sino actúa para cuidarte y dar sentido a tu vida.
Cuestionarte, indagar en tu pasado, superarte a ti mismo… Domar tu ansiedad requiere una gran implicación personal. Esta introspección puede ser larga y dolorosa, pero es necesaria. Un terapeuta puede ayudar con este trabajo sobre uno mismo.