8 buenas razones para crear un huerto en tu jardín

Cada vez son más los citadinos que optan por cambiar de vida e invertir en una casa en el campo. Un regalo del cielo para cultivar tus propias frutas y verduras. Si, por el contrario, tienes la suerte de poder acceder a un pequeño terreno y desarrollar allí una huerta plantando unos metros de tomates y, por qué no, de fresas, sigue nuestros consejos. ¡La naturaleza solo te desea el bien!

Cereales, verduras, legumbres, frutas… Las plantas están en el centro de nuestro plato… pero menos en el centro de nuestras vidas. De hecho, generalmente se compran en el mercado o en los puestos de los supermercados, sin prestar mucha atención a su origen o al método de cultivo utilizado. Sin embargo, la jardinería trae beneficios reales. Aquí hay 10 razones para invertir en una regadera y botas de goma.

1. Tener una huerta en casa proporciona bienestar

Crear un huerto significa concentrarse en un objetivo, lo que nos hace olvidar, entre otras cosas, nuestras preocupaciones profesionales. Luego nos enfocamos cada noche en el crecimiento progresivo de las plantas que hemos sembrado.

Y si la jardinería proporciona tanto bienestar es también porque esta actividad al aire libre nos acerca a la naturaleza y nos permite respirar aire puro. También nos ayuda a sentirnos orgullosos. De hecho, según un estudio británico de 2016, realizado entre 136 jardineros y 133 voluntarios no jardineros, la práctica semanal de jardinería mejora la autoestima, el estado de ánimo y reduce el riesgo de depresión o ansiedad.

Resultados confirmados por otra encuesta realizada en el corazón de Tokio, que demuestra que el entorno urbano no frustra los efectos positivos de la jardinería en la moral y la salud mental.

2. Jardinería para ver la evolución de nuestro trabajo

Sembrados en el momento adecuado, perejil, puerros, berenjenas, tomates, canónigos y otras lechugas tardarán entre una y dos semanas en brotar del suelo. La oportunidad de ver rápidamente el fruto de tu trabajo, y de potenciar tu autoestima.

3. Comparte y transmite buenos hábitos a tus hijos

La jardinería es, ante todo, experimentar. De un año a otro, ajustamos nuestras acciones para hacer crecer nuestra cosecha. Y para adoptar los reflejos correctos, obtenemos información de los vecinos o buscamos información en la red y foros en línea. También mostramos creatividad y sobre todo, compartimos lindos momentos con nuestros hijos, quienes también desean participar en la recolección de las frutas y verduras que han sembrado según sus deseos.

Además, constatamos que las iniciativas de huertas compartidas y huertas solidarias puestas en marcha en las grandes ciudades, permiten recrear los lazos sociales y, así, contrarrestar el anonimato y la soledad que impone la vida citadina.

4. Planta una huerta para quemar calorías

Sorprendentemente beneficioso, tener una huerta en casa ayuda a moverse y hacer ejercicio físico: llevar herramientas, agua, agacharse para sembrar, cavar o cavar… La jardinería sigue siendo, por tanto, una actividad muy favorable para nuestra salud. De hecho, se estima que:

– Una hora de deshierbe provoca la pérdida de 300 y 400 kilocalorías;

– podar un rosal durante 45 minutos o excavar durante 25 minutos, equivalente a por lo menos 150 kcal quemadas;

– Media hora de riego con manguera quema unas 90 kcal.

5. Frutas y verduras con el buen sabor de antaño

Cultivadas en invernaderos, a menudo recolectadas demasiado pronto, transportadas y almacenadas en camiones refrigerados, incluso en avión… Las frutas y verduras en los estantes de los supermercados ya no tienen mucho de su carácter natural. Todos estos tratamientos alteran su sabor, especialmente cuando se trata de frutas y verduras que necesitan mucha luz solar. Finalmente, se comen insípidos.

Por lo tanto, cultivar un jardín significa redescubrir el verdadero sabor de los alimentos, ya que habrán sido nutridos por el sol y recogidos en el momento justo de madurez. También se puede optar por cultivar variedades viejas o raras, desatendidas por la agricultura intensiva porque no son muy rentables.

6. Vuélvete a la agricultura ecológica

Muchos estudios científicos demuestran que los pesticidas son muy peligrosos para la salud. La agricultura ecológica se está desarrollando y cada vez son más los consumidores que recurren a este tipo de productos mucho más respetuosos con la salud y el planeta.

Además, cultivar tus propias verduras es una forma sencilla de asegurarte de comer productos saludables. Fertilizante “casero”, estiércol de la finca vecina, compost… Hay muchos consejos para cosechar unas buenas verduras de la huerta.

7. Una huerta para proteger (a su nivel) el planeta

Aunque se cultivan en Francia, los productos frescos disponibles generalmente han viajado decenas de kilómetros para terminar en nuestros platos. Tener tu propio huerto es, por tanto, una de las formas de reducir tu huella ecológica. Sobre todo porque, como todas las plantas, las plantas de jardín consumen dióxido de carbono (CO2) para crecer y liberar oxígeno, lo que limita los efectos del calentamiento global.

8. Jardinería para combatir la pérdida de memoria

Cada vez son más las residencias de mayores, a veces con alzhéimer, que crean jardines terapéuticos. De hecho, la jardinería permite recuperar recuerdos enterrados, gracias al despertar de los cinco sentidos. Oler un olor o hacer una tarea en el jardín puede hacer retroceder a la persona enferma unos años.

Suite à des recherches scientifiques, on sait que l’odorat serait un sens plus évocateur de souvenir que les autres : contrairement aux autres systèmes sensoriels, le système olfactif est en connexion directe avec l’amygdale, la partie du cerveau liée aux émotions et à la memoria.

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