Fracaso, decepción: diez consejos para detener el autosabotaje

Las decepciones, los fracasos en serie, la frustración y la insatisfacción se invitan regularmente a nuestras vidas. Sin embargo, muchas veces somos inconscientemente los artífices de estos fracasos. Aquí hay diez maneras de finalmente dejar de ser tu peor enemigo.

“Nada sale como yo quiero”, “Tengo mala suerte”, “No entiendo cuál es mi problema”. Estas fórmulas desilusionadas ya las hemos pronunciado todos. Lejos de ser responsables de nuestros tropiezos románticos o profesionales, seríamos víctimas del destino. Un error de apreciación según Bénédicte Ann, entrenadora y autora de Deja de sabotearte, eres excepcional (ed. Eyrolles). Ni la mala suerte ni el destino, nuestros contratiempos resultan sobre todo de nuestro miedo a lo desconocido y de nuestra falta de seguros. ¿Cómo reconocer estos mecanismos? ¿Qué estrategias se deben poner en marcha para erradicarlos definitivamente? Primeros elementos de respuesta.

1- Sé honesto contigo mismo

Como paso previo a cualquier cambio, es imprescindible un honesto examen de conciencia. “Se trata de preguntas muy sencillas”, explica Bénédicte Ann. “¿Soy feliz? ¿Cuál es mi vida ideal? ¿He realizado mis sueños de la infancia? Incluso podemos poner nuestras respuestas por escrito para aclarar nuestro pensamiento”, sugiere el entrenador. También tratamos de identificar claramente lo que nos pesa en el día a día, lo que nos impide realizarnos plenamente. “Llevaba meses aburrida en mi trabajo. Al tomarme el tiempo para reflexionar, terminé admitiendo que la carrera por la que tanto había dado no era para mí”, subraya Lucie, comercial hoy en formación como florista.

2- Deja de tener miedo

El autosabotaje es una prueba tangible de una profunda falta de confianza en uno mismo. Íntimamente convencidos de no poder evolucionar, nos condicionamos al fracaso. “Después de años de alternar dietas drásticas y atracones, finalmente me convencí de que siempre tendría sobrepeso”, dice Solange, una banquera de 35 años. “Por miedo al cambio, prefería decirme a mí mismo que era un inútil, que nunca lo lograría”. Es un verdadero círculo vicioso. El miedo lleva a la pasividad y la inercia alimenta nuestras angustias. Para deshacernos de él, desarrollamos un plan de ataque detallado, reglas de vida precisas y objetivos claros durante un período determinado.

3- Ten el coraje de actuar

Ponerse a trabajar. No hacerse más daño significa también enfrentarse a las propias rigideces haciendo lo que nos cuesta. ¿La meta? Ponte a prueba y sal de tu zona de confort a toda costa. “A menudo basta con desmenuzar el problema para que parezca inmediatamente mucho menos insoluble”, anima Bénédicte Ann. Una estrategia adoptada por Laurent. “Siempre soñé con hablar inglés pero siempre encontraba buenas excusas para no empezar. Hoy acepté la idea de que no sería bilingüe de la noche a la mañana, pero encontré una clase a bajo precio en Groupon y me he abastecido de libros. y películas en versión original. ¡Casualmente, estoy progresando!”.

4- Sustituye el autosabotaje por la benevolencia

Desactivar los mecanismos de falla es un proceso largo y difícil. Por lo tanto, es esencial ser amable contigo mismo, prestarte atención para mantener tu motivación y determinación. “A menudo damos más importancia a los demás que a nosotros mismos. Sin embargo, olvidarnos de nosotros mismos nunca es un favor”, insiste Bénédicte Ann. Para volver a ponerte en el centro de tus propios pensamientos, puedes empezar por hacer diez minutos al día de meditación (con la aplicación Headspace, por ejemplo) o practicar yoga nidra, una técnica de relajación meditativa particularmente profunda.

5- Saber pedir ayuda

Difícil de evolucionar solo. Para progresar, dejas a un lado tu orgullo y te abres a alguien en quien confías en un momento propicio para las confidencias. Con toda honestidad, finalmente nos atrevemos a verbalizar nuestras dudas y preguntas. Lejos de hacernos más vulnerables, este enfoque a menudo resulta extremadamente gratificante. El análisis de un ser querido puede abrirnos los ojos a las razones de nuestros repetidos fracasos. Si el pudor o la vergüenza son demasiado grandes para revelarlos a amigos o familiares, no dudamos en acudir, aunque sea temporalmente, a un psiquiatra para que haga un balance.

6- Aprende a premiarte

En lugar de enfocarnos en el largo camino que queda por recorrer, despejamos nuestra mente, vamos hacia lo que nos hace sentir bien, actividades que simplemente nos hacen felices. Embarcarse en un nuevo deporte, darse el gusto de una sesión de cine o tomar una copa con un amigo son pequeños paréntesis saludables. “A veces hay que quitarse la presión. El círculo virtuoso del pensamiento positivo y el bienestar siempre comienza con la pregunta: ‘¿Qué me da verdadero placer? ¿Qué me hace sentir bien?'”, recuerda Bénédicte Ann.

7- Aceptar la duda

A veces pasa a flotar en el agua. “No hay que rumiar”, aconseja el entrenador. “Es la mejor manera de volver a las viejas costumbres. Permitirse un momento de latencia, sin devaluarse ni sentirse culpable, es esencial. No puede prescindir de pensar en mejorar. A menudo, consideraremos no ir lo suficientemente rápido . A veces incluso quieres renunciar a todo. Es completamente normal”. “Ahora estoy en medio de un reequilibrio alimentario”, resume Solange. “A veces me derrumbo. En lugar de pensar en mis errores, me digo a mí mismo: ‘Tropecé pero no me caí’.

8- Gestiona lo inesperado

Para dejar de servirse a uno mismo, es fundamental adquirir la mayor serenidad y perspectiva posible. Para lograr esto, hacemos algunos ejercicios de visualización. Ante una situación que no controlamos, imaginamos diferentes escenarios posibles, desde el más plausible hasta el más catastrófico. Luego nos esforzamos por considerar las consecuencias positivas y negativas de nuestras acciones, dándoles un lugar adecuado en nuestras vidas. Una buena manera de poner las cosas en perspectiva, como testifica Léa, de 28 años: “Soltera desde hace mucho tiempo, ya no podía acercarme a los demás. Me violentaba a mí misma y accedí a una cita con el primo de un amigo”. Me he superado a mí mismo y estoy muy orgulloso de mí mismo”.

9- Dejar ir

A pesar de los mandatos de una sociedad cada vez más exigente, no podemos tener éxito en todo. Para mejorar en algunas áreas, a menudo tienes que ser menos observador en otras. Élodie, de 29 años, se acaba de casar. Con su trabajo muy exigente como abogada y una intensa vida social, tuvo que tomar decisiones. “Delego mucho. Prefiero pagar a un limpiador y que me entreguen mis compras que estar estresado y de mal humor por las tareas del hogar”. “Enfocarse en lo esencial da una energía que repercute en otras esferas de la vida. Por el contrario, la presión excesiva solo mantiene una mala imagen de sí mismo”, indica Bénédicte Ann.

10- Aprovecha al máximo tus fracasos

Nuestros errores del pasado son parte de nuestra vida. Son todas lecciones para ayudarnos a seguir adelante. “Decidir dejar de autosabotearse significa ante todo aprender a distinguir entre lo que se quiere y lo que ya no se quiere. En lugar de maltratarnos, lastimarnos, acusarnos de todos nuestros males, debemos tener plena confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades. Con esta nueva confianza en nosotros mismos, adquirimos con el tiempo la certeza de poder recuperarnos en todas las circunstancias”, concluye Bénédicte Ann. Que dejar de ser su peor enemigo para, finalmente, convertirse en su mejor aliado.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *