Presión arterial alta: los beneficios ocultos de la leche

Desde hace varios años se han multiplicado los estudios que alaban los beneficios de los lácteos y el calcio que contienen sobre la salud cardiovascular (sobre todo en lo que se refiere a la hipertensión arterial).
La mayoría de las obras sobre temas occidentales. Para saber si esta observación es válida a pesar de las diferencias étnicas (y si el calcio es el único benefactor en el asunto), los investigadores realizaron una investigación con una población asiática, cuya dieta es generalmente baja en leche. La hipertensión arterial (HTA) se ha convertido con el paso del tiempo en un importante problema de salud pública. En 2005, la revista The Lancet afirmó que una cuarta parte de la población mundial se vería afectada, principalmente en los países en desarrollo. Han surgido diferentes enfoques dietéticos para contrarrestar los efectos nocivos de la hipertensión. Tomemos como ejemplo la dieta DASH, para Enfoques dietéticos para detener la hipertensión. Claramente, un enfoque dietético que consiste en frutas y verduras y productos lácteos desnatados o semidesnatados para contrarrestar la hipertensión. Varios estudios importantes ya han demostrado sus beneficios para reducir la presión arterial. Una virtud a menudo atribuida al calcio. Investigadores de la Universidad Nacional de Singapur intentaron averiguar si el calcio, independientemente de su origen dietético, era realmente el responsable de estos resultados. ¿O si el componente “leche” fuera realmente esencial? De hecho, en la población asiática, el consumo de calcio es, en general, bajo, siendo las principales fuentes las frutas y verduras, los cereales, los alimentos de soja, el pescado, etc.
Calcio… pero no solo
Su objetivo, como habrás entendido, es examinar por separado la asociación del consumo de calcio lácteo o no lácteo y el riesgo de hipertensión. Examinaron los archivos de 37.124 hombres y mujeres que vivían en Singapur y tenían entre 45 y 74 años. Al comienzo del seguimiento, que duró unos veinte años, ninguno mostró signos de enfermedad cardiovascular. Finalmente, se identificaron más de 13.000 casos de hipertensión. Como resultado, quienes consumieron un vaso de leche (250 ml) al día vieron disminuir su riesgo en un 6 %, en comparación con quienes no lo bebieron en absoluto. Y el calcio no parece entrar en juego ya que quienes ingirieron la misma cantidad de este nutriente, pero de otra fuente, no mostraron tan buenos resultados. Sin excluir el papel del calcio, los investigadores explican que “la leche también es una fuente sustancial de potasio, magnesio, fósforo y vitamina D, todos conocidos por reducir la presión arterial”.