Siete maneras fáciles de hacer que su día sea menos estresante

A veces un poco es suficiente para hacer tu día a día más fácil y reducir tu dosis diaria de estrés. La prueba con siete puntas. Retraso en el transporte, días interminables en la oficina y una segunda vida que comienza una vez que llegas a casa…

Algunos días son verdaderas carreras de obstáculos para los nervios. Si nuestros ritmos de vida son cada vez más estresantes, sepa que todavía tiene una responsabilidad en el transcurso del día y el estrés que se impone a sí mismo. El desafío es simplemente darse cuenta de esto y hacer algunos ajustes diarios. Dos entrenadores ofrecen siete.

para hacer listas

Cuando el día se ve ocupado, comenzamos todo sin terminar nada, nos estresamos, entramos en pánico. Un proceso que es tan malo para el corazón como para la productividad. “Haga listas para distinguir lo que es esencial de lo que lo es menos”, aconseja Virginie Lefranc, terapeuta y entrenadora de vida. No tiene sentido esforzarse demasiado, una lista interminable de tareas será inalcanzable: “En lugar de preguntarse qué es urgente, piense en lo que es importante para usted”, recomienda Agnès Leblanc, coach en negocios y para particulares. Así, prioriza y empuja al resto, o incluso ríndete. Cuando, a las 7 p. m., todavía tienes muchos correos electrónicos que atender y te gustaría pasar un rato con tu familia, recuerda que esos correos electrónicos pueden esperar hasta mañana.

aprende a decir no

No saber decir “no” está ligado a la falta de autoestima.Hay ocasiones en las que, pillado desprevenido, accedes a ocuparte de un expediente aunque tu agenda no te permita la posibilidad. O ese aperitivo inesperado al que le dices que sí, cuando después tienes un segundo, previsto para una semana. Resultado, te culpas a ti mismo y te estresas al ver que tu programa se alarga. Para Agnès Leblanc, “este fenómeno suele estar ligado a la falta de autoestima. Ponemos al otro por encima de nosotros mismos y lo anteponemos a nuestras propias necesidades”. Idealmente, uno debería recuperar la confianza en sí mismo para simplemente negarse. Así que antes de convertirse en francotirador de la negativa, el entrenador aconseja ir poco a poco, empezando por un “sí, pero”. Concretamente, dígale a su colega que se ocupará de este archivo tan pronto como haya terminado lo que está haciendo. “Cuando das una respuesta positiva, tienes que preguntarte si lo haces por ti mismo, por complacer o por conformismo”, añade Virginie Lefranc. En estos dos últimos casos, revisa tu respuesta.

deja de proyectar

¿Te despiertas y solo visualizas esta entrevista de trabajo que te pone en todos tus estados? “Tienes que aprender a ver la realidad de otra manera y elegir la que quieres”, dice Agnès Leblanc. ¿Por qué no tratar de ver esta entrevista como una experiencia positiva y, pase lo que pase, enriquecedora? Virginie Lefranc nos recuerda: “Hay que reconectarse con el momento presente. Lo que nos estresa son en última instancia solo nuestras proyecciones y nuestras anticipaciones, que no es nada real.

No querer manejarlo todo

“Si es importante saber controlar las cosas, no hay que querer controlarlo todo”, matiza Agnès Leblanc. El perfeccionismo lleva a algunos a querer supervisarlo todo y genera mucha ansiedad. “Sin ser pasivo, tienes que entender cuál es tu margen de maniobra y saber soltarte cuando sea necesario”, aconseja Virginie Lefranc. Así que ten en cuenta que eres humano, así que no puedes hacerlo todo. Deshazte de las cosas estresantes que controlamos. Debemos distinguir entre lo que depende de nosotros y lo que no tenemos poder para actuar. Así que coge una hoja, un bolígrafo y anota todo lo que te estresa en el día a día. Luego diferencie entre lo que puede controlar y lo que no. “¿Sois víctimas de atascos de tráfico todos los días y es una fuente de estrés diario? Pregúntate si no preferirías levantarte un poco más temprano para evitarlos”, ilustra Agnès Leblanc.

Darse cuenta de que es hora de parar

“Tenemos que decidir y, por lo tanto, darnos cuenta de que lo necesitamos”, dice Agnès Leblanc. Sin embargo, atrapados en nuestras obligaciones, a menudo tenemos la impresión de que es urgente actuar, y no tenemos la perspectiva suficiente para decir “basta” y tomar un descanso, aunque sea por unos minutos. “Tienes que escucharte y saber cuándo parar, ya sea para hacer una hora de deporte, para divertirte, para descansar…”, explica Virginie Lefranc. La próxima vez que esté frente a su pantalla y no pueda llegar a ningún lado, vaya a tomar aire fresco en lugar de ser terco.

Conciliar el sueño con ideas positivas y sin rumiar

“Cuando te duermes con ideas negativas, tiendes a despertarte con la misma idea”, recuerda Virginie Lefranc. Resultado: mal humor y estrés durante buena parte de la mañana. Así que sí, tu día no salió como lo planeaste. Discutiste con un colega, no hiciste lo que planeaste y ni siquiera tuviste tiempo para almorzar. Pero recuerda las cosas positivas que lograste, como publicar finalmente esa hoja de cuidados que perdiste en tu bolso hace tres semanas. “Por la noche, antes de acostarte, escribe tres puntos positivos de tu día en un pequeño cuaderno”, aconseja Virginie Lefranc. Tu despertar solo será más dulce.

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